FUNCIÓN POÉTICA Y CONNOTACIÓN

Todos los niveles de la lengua (fonético, fonológico, morfológico, léxico-semántico, sintáctico y textual) son susceptibles de valor connotativo. Por lo tanto, con sonidos, fonemas, palabras (significantes y significados), oraciones y textos podemos tener la intención de sugerir, evocar, incluso invocar significados que están más allá de la lectura literal y “objetiva” que nos ofrece la lengua. En general, la función poética se caracteriza por la connotación, la desviación de la norma y la ambigüedad.

         A menudo, cuando utilizamos la lengua desde esta función poética y connotativa creamos el “arte de la literatura”. Y la clasificamos en géneros y subgéneros literarios: Épica o narrativa, lírica y teatro, según en qué aspectos formales o actitudes comunicativas pongamos la intención. Y esto, en relación con los momentos históricos, dan pie a la clasificación de estéticas literarias, que se corresponden con periodos cronológicos: Edad Media, Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo, Realismo, Modernismo, Novecentismo, Generación del 98, Vanguardias, Generación del 27, Literatura de Posguerra…

         Pero la función poética y el sentido connotativo no son exclusivos de la Literatura; sino que están presentes en otros ámbitos, contextos y registros.

         Ya hemos identificado y analizado esta función lingüística en textos argumentativos, como los que pertenecen al ámbito de los medios de comunicación (editorial, columna de opinión, cartas al director); así como en textos expositivo-argumentativos que utilizan los textos ensayísticos del ámbito académico.

         De igual manera, podemos identificar el uso del lenguaje literario en otros ámbitos como el publicitario, y observar que forma parte de nuestra comunicación más cotidiana.

Función poética y ámbito publicitario

 

         Los textos publicitarios son textos argumentativos, propiamente dichos, en los que se nos intenta convencer de que adquiramos un producto, aceptemos una sugerencia o simpaticemos con una ideología (en el caso de la propaganda). Para ello se utilizan argumentos objetivos, pero, sobre todo, subjetivos que apelan a la emotividad del receptor. Y es aquí donde el lenguaje literario interviene con sus recursos formales.

Actividad 1: Identifica en los siguientes eslóganes publicitarios el posible producto al que se hace referencia, la emoción o actitud a la que se está apelando y la figura retórica que se utiliza para ello:

 

-         Saborea la belleza.

 

-         Alimenta tu piel de vida.

 

-         El aroma que nos une.

 

-         Blancos más blancos tras el primer lavado.

 

-         La bebida de los que nos morimos por vivir.

 

-         Parar más. Sentir más.

 

-         Postres Reina. Reinan en tu casa.

 

-         Cómete el mundo.

 

-         Siente la buena música.

 

-         Tú sí que sí. El que vale, vale.

 

-         Gallo. Ni se pasa ni te pasas.

 

-         Enganchado a la montaña. Literalmente.

Actividad 2: Busca ejemplos de anuncios publicitarios en los que puedas identificar el uso de la función poética como connotación, desviación y ambigüedad. Señala los recursos retóricos que aparezcan.

La función poética en el ámbito de lo cotidiano

 

         El uso connotativo de la lengua es más abundante de lo que creemos. En los contextos tanto formales como coloquiales; en el registro culto, en los medios de comunicación y en nuestras conversaciones ordinarias apelamos al receptor, expresamos emociones, incluso describimos hechos objetivos usando los recursos formales propios del lenguaje literario.

         En contextos científicos, por ejemplo, de la biología y la geología se utilizan términos tan sugerentes como los que citamos a continuación en los que no resulta difícil identificar este sentido connotativo: “bloques erráticos”, “circo glaciar”, “chimeneas de hadas”, “abanico fluvial”, “captura fluvial”, “bombas volcánicas”, “caballito del diablo”, “mantis religiosa…”

 

Actividad 3: Busca en tu libro la imagen de las partes del oído, que aparece en el apartado de léxico e identifica en ella nombres que describen connotativamente utilizando el símil o la metáfora. Busca otros ejemplos con partes del cuerpo y de la naturaleza donde puedas reseñar este uso connotativo en las descripciones o nominalizaciones.

“Estás perdiendo la cabeza, Viskovitz”

 

-         ¿Cómo era papá? - le pregunté a mi madre.

-         Crujiente, un poco salado, rico en fibra.

-         Quiero decir antes de comértelo.

-         Era un mequetrefe inseguro, angustiado, neurótico, un poco como

todos vosotros, los machitos, Visko.

Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mamá mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor, sino calorías. Gracias, papá, pensé. Sé lo que significa, para una mantis macho, sacrificarse por la familia.

     Me detuve un instante, en grave recogimiento, ante su tumba, es decir, ante mi madre, y entoné un miserere.

     Al poco rato, como pensar en la muerte nunca dejaba de provocarme una erección, consideré llegado el momento de reunirme con Ljuba, el insecto al que amaba. La había conocido más o menos un mes antes, en el matrimonio de mi hermana, que por otra parte también el funeral de mi cuñado, y había quedado prisionero de su cruel belleza. No habíamos dejado de vernos desde entonces. ¿Cómo había sido posible? Dios me había bendecido con el don más apreciado por nosotros, los mantis: la eyaculación precoz, condición indispensable de cualquier historia de amor que aspire a no ser efímera. La primera semana había perdido sólo un par de patas, las raptatorias, la segunda el prototorax con sus anexos para el vuelo, la tercera...

- ¡No lo hagas, Visko, por amor de Dios! - empezaron a gritarme mis amigos Zucotic, Petrovic y López, encaramados en las ramas más altas.

     Para ellos la hembra era el demonio, la misoginia una misión. Desde la metamorfosis sufrían algún tipo de desviación o disfunción sexual, habían adoptado los votos del sacerdocio y se pasaban todo el santo día mascando pétalos y recitando salmos. Eran muy religiosos.

     Pero no había oración que pudiese detenerme, no ahora, que oía el gélido suspiro de mi amada, el sombrío rumor de sus membranas, su fúnebre y burlona sonrisa. Me moví frenéticamente en dirección a aquellos sonidos, con la única pata que me quedaba, apoyándome en mi erección, esforzándome por llegar a visualizar la gloria de sus formas, ahora que no podía verlas porque no tenía ocelos, ahora que no podía olerlas porque ya no tenía antenas, ahora que no podía besarlas porque ya no tenía palpos.

     Por ella había perdido ya la cabeza.

 

BOFFA, Alessandro,

Eres una bestia, Viskovitz,

editorial Lumen

Actividad 4: Busca ejemplos de las diferentes materias de clase donde se pueda reconocer el uso connotativo de la lengua.

 

         Por otro lado, es habitual en la comunicación cotidiana el uso de frases hechas, locuciones adverbiales y refranes, que apelan a la emotividad del receptor por más que muchos de ellos se hayan integrado en el habla más habitual.

 

Locuciones adverbiales y frases hechas

·        a lo loco

·        a medio gas

·        a ciegas

·        a bocajarro

·        agarrarse a un clavo ardiendo

·        aprobar por los pelos

·        andar a salto de mata

·        comerse un marrón

·        cortar el bacalao

·        echar balones fuera

·        estar como una cabra

·        estar hasta las narices

·        jugar sucio

·        la Biblia en verso

·        la cabra siempre tira al monte

·        marear la perdiz…

Actividad 5: Busca otras 10 locuciones o frases hechas e identifica en ellas el recurso retórico que utilizan.

 

         La gran mayoría de estas frases hechas y también refranes tienen una historia que les acompaña en sus orígenes; aunque muchas de ellas se hayan olvidado y sólo nos quede la frase lexicalizada con su significado. Algunas de estas historias tienen que ver con personajes mitológicos o bíblicos, como: “estar hecho un Adán”, “estar hecho un Adonis”, “la ocasión la pintan calva”, “más viejo que Matusalén”, “abrir la caja de Pandora”, “talón de Aquiles”… Y otras provienen de nuestros escritores clásicos: “con la iglesia hemos topado, Sancho” (Cervantes en Don Quijote de la Mancha), “los sueños sueños son” (Calderón de la Barca en La vida es sueño), “¿Cuántos en la vida, huyen de otros porque no se ven a sí mismos?” (Lazarillo de Tormes)…

         Algunos personajes literarios utilizan con abundancia frases hechas y refranes, como es el caso de Sancho en Don Quijote de la Mancha, en muchas ocasiones de una manera hiperbólica.  Y no siempre resulta fácil distinguirlos de las numerosas metáforas que Sancho suele usar en su plática.

 

         …Es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagabunda, holgazana y mal entretenida; porque quiero que sepáis, amigos, que la gente balda y perezosa es en la república lo mismo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajdoras abejas hacen” (Cap. XLIX de Don Quijote de la Mancha, Cervantes)

Existen otras expresiones que hacen referencia a lugares o parajes concretos como: “estar en babia” (Babia es una ciudad de León, donde los reyes solían retirarse a cazar), “esto es jauja” (Jauja es una ciudad de Perú sobre la que se inventó la leyenda de una ciudad paraíso), “irse por los cerros de Úbeda” (en Andalucía), “esto es Sodoma y Gomorra”(dos ciudades bíblicas), “estar a la luna de Valencia” (se dice que las antiguas murallas cerraban al anochecer y si no llegabas a tiempo te quedabas al raso)… Algunas de estas frases hechas pueden desplazar, incluso, el lugar al que hacían referencia en un principio y así aplicarse a otros contextos: “Paris bien vale una misa”, “siempre nos quedará París”…

Y existen algunas expresiones muy curiosas en las que en su proceso de creación intervienen recursos como la paronimia, como “no hay tu tía”, que se utiliza como expresión para recalcar que algo carece de solución. Y tiene su origen en el nombre de un ungüento medicinal llamado “tuthía”, que es una mezcla de óxido de cinc y otras sales minerales. Acabó usándose la expresión para referirse a las enfermedades que no tenían remedio ni aun aplicando el citado remedio.

Actividad 6: A continuación se enumera un listado de personajes. Identifica a partir de ellos la posible frase hecha o metáfora que se deriva:

·        Santocristo o Ecce homo:

·        Hércules:

·        Titanes:

·        Arpías:

·        Odiseo (Ulises):

·        Venus

·        Ariadna

·        Troya

·        Caco

·        Don Quijote

·        Lazarillo

·        Narciso

Actividad 7: Ahora vamos a realizar la tarea inversa: a partir de las siguientes frases hechas, identifica el personaje mitológico al que se refiere y relata brevemente la historia mítica:

·        Ser un anfitrión

·        Oír cantos de sirenas

·        En brazos de Morfeo

·        Ser la panacea

·        Padecer la condena de Sísifo

 

También en la actualidad hay personajes públicos que son conocidos por sus frases y que, posiblemente, nos guste o no, dejarán una secuela en el léxico. Por ejemplo: “por mi hija mato” (Belén Esteban), “en dos palabras: impresionante” (Jesulín de Ubrique), “somos sentimientos y tenemos personas humanas” (Mariano Rajoy), “no me pelo un corto” (Julio Anguita)…

 

Actividad 8: Recoge expresiones de los medios de comunicación y del ámbito cotidiano que podrían lexicalizarse como frases hechas con el tiempo.

 

         A menudo cuando queremos expresar nuestras emociones o queremos describir ciertos rasgos de personalidad también echamos mano de la función poética, y no siempre en el ámbito literario.

 

“La preocupación”

La preocupación es un mal cultural epidémico. Sea abre en círculos que van expandiéndose desde la cuna, en cuanto nacemos, hasta llegar al infinito; no se necesita sino el menor contacto de una china, una mota de polvo contra el agua pasiva que es nuestra conciencia, y ya está, la preocupación nos invade y nos conquista. Es una bestia carnicera, muy libidinosa. Nos seduce y nos devora, y a veces ni siquiera lo hace por ese orden.

(...)

 

“La llamada de la aventura”

A diferencia de Penélope, tú nunca miras atrás. Sabes que no puedes cambiar el pasado.

Cada día, al despertar, sientes la llamada de la aventura, adviertes que la vida es un estado de ánimo, y el ánimo una forma de vida. Eres un hombre nuevo cada nuevo día que amanece. No te das por vencido jamás porque jamás has sospechado que hubiese algo que pudiera vencerte.

Vili dice que eres un inconsciente, un irresponsable. Que tu mejor virtud es que careces de conciencia, y que es falta es también lo más peligroso que hay en ti. Que tienes valor porque no sabes que tienes valor, que si lo supieras dejarías de tenerlo. Que, en este mundo sin héroes, te ocurre lo mismo que a todos los héroes de antaño: que son tan atrevidos que acaban comportándose como imbéciles; tan codiciosos que les cuesta entender que lo único valioso que lograrán atesorar a lo largo de sus vidas son esas cosas que nadie pueda robarles; que se arriesgan incluso a morir, que ocasionalmente mueren, porque su ignorancia de seres vivos los ha transformado en incapaces de  temerle a aquello que no conocen.

                                            

                                                                        VALLVEY, Ángela, Estados carenciales

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