CAMINOS A NINGUNA PARTE : Lectura

Por Ancrugon

Cuentan que, hace mucho tiempo, se vio a un joven hombre cargado con una mochila por los caminos perdidos de las altas montañas, en dirección hacia los bosques que marcan las fronteras del reino. Este hombre caminaba decidido y jovial, como si el abultado zurrón fuera ligero en su peso y no tuviera otros lastres más enojosos en su ánimo o en el alma. A su paso, las aves se detenían curiosas a observarlo atrapadas por la alegre canción que silbaba continuamente para amenizar su paseo y el resto de seres montaraces asomaban indiscretos sus cabezas sobre los matorrales sin preocuparles su seguridad, porque ¿quién les aseguraba que no fuera un sanguinario cazador?... Al doblar la última curva del camino, ese que todo el mundo sabe que no lleva a ninguna parte, y justo ante el puente que se balancea a capricho de los vientos sobre un profundo río de ruidoso caudal, se dio de narices con un paisaje inesperado, pues los árboles de la otra orilla habían crecido tanto, tanto, tanto en aquel lugar que formaban un túnel sumamente oscuro como si fuera la mismísima boca de un pozo conductor a las entrañas de la tierra, y las hierbas, matorrales, arbustos, matojos y demás especies de las espesuras se habían entrelazado de tal manera y desarrollado en tales proporciones que se convirtieron en un muro vegetal prácticamente impenetrable. Pero para más complicación, en la misma entrada de aquel sombrío agujero, negro como la boca del Diablo, se afanaba una araña enorme en fabricar una tupida tela, la cual, cuando estuviese concluida, cubriría como una puerta pegajosa e inevitable la boca del pasadizo.

 

 

El caminante se detuvo un instante observando todo con detenimiento y tras tomar un poco de aire se dispuso a continuar, sin embargo una vocecita diminuta, como de viejecita cansada por los años, le detuvo con una pregunta:

- ¿Dónde vas, forastero?

El hombre buscó y buscó, primero a la izquierda, luego a la derecha, después hacia abajo y finalmente incluso elevó la mirada al cielo, pero no pudo ver a nadie, así que, tras un leve encogimiento de hombros, continuó su camino pensando que tal vez fueran cosas de su imaginación.

- Te he preguntado a dónde vas, muchacho… quizá seas duro de oído o puede que demasiado grosero para no responderme – dijo la vocecita, ahora en tono enojado.

- Pero… pero, ¿quién eres?... ¿Dónde te escondes? – preguntó el joven intrigado.

- Estoy delante de ti, mira bien, no todo es lo que parece.

El caminante forzó y forzó sus ojos, pero solo pudo ver a la gorda araña detenida en el mismo centro de su construcción clavándole todos los ojos en su persona.

- ¡Hola, soy yo!

El caminante abrió tanto la boca que todos temieron por la integridad de su mandíbula inferior, no fuera a caérsele de un momento a otro.

- Pero… pero… ¡tú eres una araña!

- ¡Chico listo! – se mofó ella.

- Pero… pero… ¿cómo es que hablas?

- Mira, eso mismo me estaba preguntando yo de ti. ¡Anda, déjate de tonterías y respóndeme!

- ¿Qué te responda?...

- No pareces muy espabilado, ¿eh? Te he preguntado a dónde vas.

- Pues… pues… quiero llegar al reino del otro lado de las montañas – respondió el caminante sin salir de su asombro.

- ¿Tienes que repetir siempre dos veces la misma palabra?

- ¿Yo… yo… por qué…?

Y entonces se oyó una sonora y múltiple carcajada emitida por decenas de otros seres de diversas especies que les rodeaban con visible curiosidad.

- ¿Y para qué quieres ir a ese reino? – preguntó de nuevo la araña. - ¿Qué es lo que vendes? ¿No llevarás encima vitamina para reforzar las glándulas de la seda?... ¡Me gustaría tanto que eso fuera cierto!... ¡Las tengo tan agotadas!...

- Oh, yo no vendo nada, yo simplemente cuento cuentos – respondió el joven.

- Ya veo, te dedicas a las finanzas o a la política, ¿no?

- No, no… - y volvieron a reírse.- Yo soy un cuentacuentos.

- ¡Un cuentacuentos!... Curioso… - y la araña emitió un profundo suspiro. – Pues por aquí no puedes entrar… Más bien, yo de ti, no entraría por ninguna parte.

- ¿Por qué?... Tranquila, lo haré tan despacio que no romperé tu tela.

- No es por eso, lo que ocurre es que éste es el camino de salida.

- ¿El camino de salida? – preguntó el otro atónito. - ¿Hay caminos de salida y de entrada?

- Sí, ese reino solo tiene un camino de salida, éste, pero de entrada posee muchos y todos muy cómodos y perfectamente accesibles, ahora bien, como habrás comprendido, están en el valle.

- ¿En el valle?…

- ¿Ahora te ha dado por repetir lo que digo? – y volvieron las carcajadas. – Mira, vuelve por donde has venido y luego tuerces a la derecha en el primer desvío que encuentres y llegarás al valle con facilidad, aunque yo de ti seguiría por donde has venido hasta perderme en el espacio.

- Y para salir tendré que hacerlo por aquí…

- Efectivamente, pero no creo que lo hagas nunca… Éste es uno de esos caminos que no llevan a ninguna parte. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

- Camil – respondió el muchacho.

- El mensajero… Grandes cambios nos esperan – reflexionó la tejedora en voz alta.

El caminante siguió las instrucciones de la araña y desanduvo el sendero recorrido dándole vueltas en la cabeza a sus últimas palabras: “no creo que lo hagas nunca… Éste es uno de esos caminos que no llevan a ninguna parte.” ¿Qué habría querido decir?... Pero estaba decidido, quería llegar al reino y contar sus cuentos a tanta gente como quisiera escucharle, así que se encogió de hombros y prosiguió su viaje llegando al cabo de dos horas hasta el valle donde pudo comprobar, ciertamente, que todos los caminos, espaciosos, de firme impecable, bien trazados y repletos de gente y vehículos, llevaban hacia el reino que se vislumbraba más allá de la distancia, sobre todo, gracias a una magnífica cúpula grisácea producida por la contaminación.

Cuando por fin llegó a la ciudad, inmensa y bulliciosa, de edificios gigantescos que se perdían entre las nubes y avenidas larguísimas que  llevaban más allá del horizonte, se dejó atrapar por las infinitas sensaciones que penetraban por sus sentidos: su nariz percibía una gama imposible de olores incapaz de identificar; su piel recibía, con resultados contradictorios, el roce de un aire cálido, húmedo, casi viscoso y corporal; su lengua recogía de la comisura de los labios sabores impensables que se le iban adhiriendo a cada paso; por sus oídos se introducían sonidos de toda la gama posible, desde ruidos desagradables hasta melodías deliciosas, y sus ojos se extasiaban en la percepción de todos los colores de la creación e incluso de muchos inventados… y todo ello le llegaba en oleadas inmensas al caminar por las calles abarrotadas de personas serias, concentradas en sus cosas, indiferentes al resto y con mucha, mucha prisa aparente, y solo se detenían ante el firmamento de escaparates de la mayor variedad de comercios jamás imaginados. Allí había de todo, todo se vendía y todo se compraba, y la gente entraba y salía de ellos cargada de paquetes, o con el dinero fresco en el bolsillo prestado por alguna entidad bancaria, o con la barriga repleta de majares preparados en alguna dudosa cocina, o con la cabeza embotada de sospechosos efluvios alcohólicos, o… ¡para qué seguir!...

Un poco aturdido, ciertamente, y tras recorrer calles y calles sin saber bien a dónde ir, quiso preguntar por un buen lugar donde ejercer su oficio, pero le resultó imposible, pues todo el mundo le ignoraba como si no le vieran, como si no existiera… Llegado a una pequeña plaza rodeada de bares y restaurantes pensó que ese lugar sería estupendo y se dispuso a recitar cualquier poema de su repertorio o a narrar alguna historia de las tantas que conocía, pero tan pronto como dejó la mochila en el suelo y se disponía a declamar, la gente comenzó a detenerse mirándole con evidente curiosidad y le preguntaban:

- ¿Qué es lo que vendes?... ¿Cuál es tu mercancía?...

- No, no, yo no vendo nada – respondía él con una sonrisa cada vez más forzada.

Y todos se marchaban encogiéndose de hombros y perdiendo el interés. No comprendía nada, por lo que se propuso marcharse sin tener claro hacia dónde dirigirse, pero la suerte hizo que descubriera una diminuta arañita afanada en tejer su tela entre dos ramitas de un marchito rosal:

- Disculpe, señora araña, ¿podría indicarme cómo puedo llegar a un lugar con niños o personas a quienes les gusten los cuentos? – pero la araña no respondió, así que volvió a intentarlo varias veces pensando que quizá no hablarían el mismo idioma. Las personas que pasaban por su lado le miraban con cierto recelo, algunos con pena y otros con mofa, hasta que llegó un policía:

- Buenas, señor. ¿Qué hace?

- Le preguntaba a la araña…

- Las arañas no hablan, señor. ¿Se encuentra bien?

- Sí, sí… pero ¿cómo que no hablan? Si yo antes…

- Perdone, señor, pero tendrá que acompañarme.

- Pero ¿por qué?... ¿qué hecho?... – protestó el caminante.

El juez era un hombre gordo, gordo, muy gordo, inmensamente obeso y en sus dedos todavía relucía el aceite de sus últimos bocadillos y en sus labios se veían los restos desmenuzados de los chetos de queso que, como montaña anaranjada, aparecían a su derecha sobre un platillo.

- Se le acusa de vagabundear y comportamiento incívico – dijo con voz pastosa.

- Pero, ¡yo no he hecho nada! Yo solo quería contar cuentos porque ese es mi oficio – protestó el joven.

- ¿Y eso no es ya suficiente? – la mole judicial se puso en pie apuntándole con un dedo amenazador. - ¿Reconoce que ha intentado usted contar un cuento en la vía pública? – él afirmó con la cabeza. – Así mismo, un poco después, ¿no ha intentado hablar con una araña? – nueva afirmación. – Sin embargo hemos comprobado que lleva usted más de cinco horas en la ciudad y ¿ha comprado o vendido usted algo durante ese tiempo que llevaba deambulando por las calles? – ahora una negación. – Entonces, ¡está claro!: usted ha cometido los delitos de incitar a la imaginación, de expresar abiertamente su irracionalidad y de atentar contra el buen funcionamiento del comercio. ¡Es usted un revolucionario peligroso!

El cuentacuentos no salía de su asombro.

- ¿Eso son delitos? – preguntó como si estuviera viviendo una pesadilla y fuera a despertar de un momento a otro.

- En este reino sí, ¡y de los más castigados! – respondió orgulloso el juez.

- ¿Y quién ha puesto esas leyes tan absurdas?

- Águila Real – pronunció el juez solemnemente mientras todos se llevaban la mano derecha al corazón. – Nuestro Magnánimo Emperador y Protector. Y ahora tiene otro delito: insultar a nuestro Soberano. Se le castiga al exilio en las alturas hasta que cumpla los cinco puntos de las leyes de la Verdad – y golpeó repetidamente con el mazo sobre la mesa.

- ¿Las Leyes de la Verdad?... ¿Qué leyes son esas?... – preguntó el muchacho cada vez más confundido.

- Primera: Solo soñaré con lo que pronto compraré. Segunda: Comprar constantemente es bueno para la gente. Tercera: No guardar el dinero, mejor dárselo al banquero. Cuarta: Pensar es agotador, ya lo hace el Protector. Quinta: Águila Real siempre tiene razón y nunca se le discute. – recitó el juez de un tirón.

- Esta última ley no rima – se atrevió a puntualizar el cuentacuentos.

- ¡Otro delito! – y golpeó con más furia el mazo sobre la mesa. – Le acuso de revolucionario peligroso y le castigo a ser desterrado a las alturas donde trabajará de deshollinador hasta que reconozca sus errores.

- ¿Deshollinador?... – el pobre caminante estaba cada vez más confuso.

Durante años nada se supo del cuentacuentos. La araña enorme del camino de las montañas había concluido su gigantesca tela durante ese tiempo y se había olvidado ya de él, pues siempre era lo mismo: la gente entraba en ese reino y en toda su vida había visto a nadie salir por allí. Así que como su trabajo ya estaba concluido, ahora se entretenía tejiendo otras telas paralelas, ya llevaba más de cien, por lo que aquella tarde, justo cuando el sol pintaba cielos rojos y árboles dorados en el ocaso, decidió comenzar a tejer debajo del puente y entre los dos acantilados que encajonaban el río, por hacer algo nuevo, cuando, de pronto, le sobresaltaron una fuerte vibración en sus telas y el ruido de multitud de pisadas precipitadas por encima de la pasarela. Ascendió decidida, aunque con precaución, y se encontró con cientos de jóvenes que cruzaban a toda carrera rompiendo las telas que con tanto esfuerzo había fabricado.

- Pero, ¿qué hacéis?... ¡Me estáis destrozando el trabajo de siglos! – protestó.

- ¡Mirad! ¡Esta es la araña que habla!... ¡Ya hemos llegado! – gritó un chaval que parecía dirigir al resto. Todos miraron hacia la araña con tanta curiosidad y atención que ella se sintió incómoda.

- ¿Os ha hablado alguien de mí? – preguntó extrañada.

- ¡Sí, el cuentacuentos! Él nos dijo que cuando llegáramos hasta ti, ya estaríamos en el reino donde soñar no es delito y pensar no se considera como crimen.

- ¡El cuentacuentos! – repitió la araña con gusto. – ¿No vino él con vosotros?

- No, él se ha quedado allí realizando su trabajo– dijo una jovencita.

- ¡Vaya, vaya! – y los otros animales que habían ido concurriendo al lugar llamados por la curiosidad de ver tanta gente rieron la repetición. – Así que lo ha conseguido… Ha encontrado su camino…

Los otros la miraron sin comprender.

- Sí, él, con su capacidad de soñar, os ha hecho libres y se ha sacrificado por los demás – explicó la araña.

- Bueno, en cierto modo… - dijo el chaval líder. – La verdad es que trabaja de deshollinador porque a los proscritos del reino los destierran a las alturas para dejar limpias las calles de su presencia y para que liberen al resto de habitantes de los malos humos, pero para él resultó casi más un premio que un castigo, pues desde allí ve las estrellas y la luna y las cumbres nevadas de las montañas…

- Aunque realmente él se ha quedado porque se ha enamorado – aseguró otra muchacha.

- ¡Vaya, vaya!... – repitió la araña con las consiguientes risas de los otros animales.

- Y ve a su amor todos los días pasar por la calle y le compone poemas que nunca leerá, pero se niega a bajar por miedo a que si lo hace, deje de ser su amor… - completó el líder.

- Así es la vida, muchachos – suspiró la araña, - a veces es mejor soñar que vivir la realidad… Me gustaría volver a verle y quizá ya no lo haga nunca… Pero, ¿qué hacéis aquí con tanta cháchara?, ¡andando, andando! – y todos los jóvenes se fueron alejando por el camino de las montañas. - Tened mucho cuidado – les gritó,- a veces hay caminos que no llevan a ninguna parte.

Y a partir de entonces el camino comenzó a ser transitado y la araña dejó de hablar porque cada día había menos por decir y porque en verdad las arañas no hablan; aunque comentan que lo último que le oyeron decir fue una sencilla frase de deseo: “Ojala algún día el sueño nos libere de la realidad.”

 

CAMINOS A NINGUNA PARTE : Actividades

Por María Elena Picó Cruzans

1.- TEMA

 

1.1.- Determina el tema y subtemas que aparecen en el texto. Utiliza sintagmas nominales para la enunciación.

2.- LA COMUNICACIÓN

 

2.1.- FUNCIONES DEL LENGUAJE

 

 

Función fática: para iniciar, mantener o finalizar una comunicación.       

Ejemplo: “¡Hola, soy yo!”

 

Función poética: para comunicar connotativamente. Es la que predomina en el lenguaje literario, tanto en los textos literarios como los pertenecientes a otros ámbitos, como el publicitario.

Ejemplo: “sombrío agujero, negro como la boca del Diablo”

 

Función metalingüística: para hablar de la propia lengua.

Ejemplo: “¿Tienes que repetir siempre la última palabra?”

 

 

2.1.1.- Busca en el texto y escribe un ejemplo para cada una de las funciones señaladas.

 

2.2.- MODALIDADES ORACIONALES

 

 

Modalidad desiderativa: expresa un deseo.

Ejemplo: “Yo solo quería contar cuentos porque ese es mi oficio”.

 

Modalidad dubitativa: expresan duda.

Ejemplo: “No creo que lo hagas nunca”.

 

Modalidad exhortativa: expresa mandato o ruego.

Ejemplo: “Le acuso de revolucionario peligroso y le castigo a ser desterrado a las alturas donde trabajará de deshollinador hasta que reconozca sus errores”.

 

2.2.1.- Señala en el texto el párrafo donde se dan órdenes concretas e identifica las formas verbales utilizadas.

3.- MORFOLOGÍA

 

3.1.- Analiza las unidades léxicas de las siguientes palabras e indica la clase de palabra a la que pertenece: viejecita, impenetrable, imaginación, llevarás.

 

3.2.- Busca en el texto y copia dos ejemplos de nombres en los que pueda analizarse los sufijos que los forman:

- que indiquen abstracción:

- que indiquen acción:

- que indiquen oficio o condición:

- que indiquen lugar o actitud:

4.- SINTAXIS: EL SINTAGMA ADJETIVAL

 

4.1.- Después de analizar la estructura del sintagma adjetival busca en el relato ejemplos.

5.- LENGUAJE LITERARIO

 

 

Castilla es una extensa llanura sin apenas accidentes topográficos, en cuyos bordes aparecen sistemas orográficos de desigual importancia.

                            L. Vignoli, Diccionario Enciclopédico

 

¡Ancha es Castilla! Y ¡Qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo!

                            Miguel de Unamuno, En torno al casticismo

 

        

El significado connotativo es el que predomina en la función poética. Es el que nos permite jugar con el significado y el significante en el signo lingüístico, y elaborar textos literarios. Y es el que nos permite comunicarnos no sólo a través de contenidos, sino también y sobre todo, a través de las emociones que impregnan nuestras relaciones.

         Gracias a esto podemos expresar “adecuadamente”: a veces hay caminos que no llevan a ninguna parte.

 

5.1.- Después de ver en clase el vídeo con voz de Julio Cortázar: Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj, redacta una  reflexión (mínimo de 100 palabras) sobre el significado connotativo de las palabras.

 

5.2.- A partir de algunos símbolos que aparecen en el cuento, vamos a elaborar un texto literario grupal, siguiendo las siguientes instrucciones:

 

Símbolos: mochila, camino, bosque, puente, río, araña, cuentos, leyes.

 

1º.- Cada uno escoge cuatro palabras de las seleccionas como símbolo.

 

2º.- Nos imaginamos en un estado emocional deprimido: triste, melancólico, afligido…

 

3º.- Escribimos un enunciado, en prosa o verso, con cada una de las palabras seleccionadas, utilizando el significado connotativo.

Ejemplo (con la palabra “puerta”):

Desfallezco ante las puertas que se cierran.

Mis manos no alcanzan los cerrojos…

 

4º.- Ahora, tomamos las otras cuatro palabras.

 

5º.- Imaginamos un estado emocional diferente: entusiasmado, alegre, optimista…

 

6º.- Escribimos un enunciado, en prosa o verso, con cada una de esas palabras, utilizando el significado connotativo.

Ejemplo (con la palabra “puerta”):

Acerco mis pasos a la luz de las puertas.

Se quiebran los cerrojos de las decepciones.

 

7º.- Nos juntamos en grupos de cuatro y elaboramos un poema conjunto con todo lo escrito.

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  • María Elena Picó Cruzans (sábado, 08. abril 2017 16:41)

    Poemas grupales de 2º D, después de la lectura del cuento “Caminos a ninguna parte”:

    Poema grupal: Daniela Peña Liberós, Joaquín Latorre Piquer, Antonio Torres Pérez
    Soy un joven cuentacuentos, que voy a buscar un reino, ya que allí son muy perfectos.
    Haré que me presten atención, y lo conseguiré con la imaginación.
    Me encontré con una araña; ella no me dejaba pasar.
    Me he quedado enamorado. Cuando vi a esa chica me quedé empanado.

    Poema grupal: Dylan Royaards, Álvaro Ramon Ricci, Adrián Piquer Lacomba
    Yo utilicé mi imaginación, pero me encerraron
    y me quedé en este reinado
    porque estaba muy enamorado.
    Y luego unas arañas me hablaron.
    Voy sin destino, pero sin querer me equivoqué de camino.
    Yo voy sin rumbo,
    no me encontré a una araña, sino a un dumbo.
    Y al juez gordo
    le comió un pez Gordo.

    Poema grupal: Paula Moya Pérez, Marta Bielsa Marín, Lidón Rodríguez Ibáñez, Javier Escrig Gómez
    Pese a las adversidades
    consigo mis sueños;
    utilizo mi imaginación y
    pese a ir sin rumbo
    encuentro mi destino.

    A veces mis sueños hago realidad,
    viajando a lo irreal,
    viviendo historias
    para luego poder relatar.

    Muchas veces no me creen,
    pero mis relatos los lograrán liberar,
    y solo hay una forma,
    alejándose de la realidad.

    Vivimos en un mundo estricto,
    donde no hay sitio para imaginar.

    Poema grupal: Trini Garcés, Amalia Guardiola González, Paula Domingo Marín, Carmen Bielsa Marín
    Mi imaginación cambió sus vidas.
    Sólo soy un joven en busca de mis sueños.
    Mi camino no lleva a ninguna parte.
    Quedé preso de mi amor en la ciudad.
    Las dificultades no impidieron cumplir mi sueño.
    Fui la luz que liberó el reino.
    Los cuentos me llevaron hacia mi felicidad.
    El camino sin rumbo, me llevó a mi destino.

    Poema grupal: Lucía Giménez Ortí, Luis Alejando Para, Ángel García Nicolau, Rosa Morgado Fornés
    Camil utiliza su imaginación y lo condenan sin razón.
    Al final a todos convenció y la realidad les enseñó.
    Liberó todas las mentes y la suya la encerró para siempre.
    Camil era un cuentacuentos y al final acabó viviendo su propio cuento.
    La ciudad era una locura, pero se quedó por dulzura.
    En la arña has de confiar si al reino quieres llegar.
    Camil se queda porque estaba enamorado y le han dejado desolado.
    Camil consigue su sueño y se queda muy risueño.
    Utilizó su imaginación.

    Poema grupal: Carla Llop Lluch, Enrique Carot de Fez, Pau Fuster Zamora
    Yo conseguí mis sueños
    y liberé las mentes
    de las personas de la ciudad.
    Pese al castigo cumplí
    mi sueño y enseñé al reino
    la verdadera realidad.
    Me quedé en la ciudad
    porque me enamoré eternamente
    utilizando mi imaginación.
    Me condenaron, pero
    después me liberaron.
    Conseguí que todos
    usen la imaginación.

    Poema grupal: Rafael Gil García, Ángel Allegue Fernández, Patricia Ganau Garrido
    Yo era un viajero
    que recorría montañas
    sin ningún rumbo.

    Encontré mi destino
    tras un tiempo sin
    saber dónde iba.

    Pese al castigo
    conseguí mi gran
    sueño, y me enamoré.

    Enseñé al reino
    la verdadera realidad
    y los liberé.

    Conocí a una araña
    que me enseñó una
    gran lección y,
    me llevó por un
    camino que no
    llevaba a ninguna parte.

    Al final con mi
    imaginación y mis
    cuentos cambié las
    vidas de todo el reino.

    Conseguí que la
    imaginación y la felicidad
    formase parte de sus vidas.

  • María Elena Picó Cruzans (sábado, 08. abril 2017 16:10)

    Después de la lectura del cuento “Caminos a ninguna parte” los alumnos de 2º C han elaborado los siguientes poemas grupales, partiendo de las metáforas de ciertas palabras clave: bosque, río, leyes, camino, puente, mochila, araña y caminos.

    Poema grupal: Basma Nadiri, Yolanda Fraga Járrega, Pedro Soriano Hernández
    Bosque:
    Entre la penumbra, apenada y cabizbaja me adentraba más profundamente en un bosque de pensamientos que, de una manera u otra, recorrían mis venas.
    Río:
    Ocultado tras unos arbustos,
    un río de lágrimas se hallaba;
    fruto de un amor terminado.
    Leyes:
    Causantes de injusticias,
    descontrol y soberanía
    libres son de alma
    poderosas y crueles.

    Poema grupal: Kai Lennon Treleaven, Joel López Igual, Benjamín Medrano Compañ
    Camino:
    El camino es como la vida: larga y difícil de superar.
    Bosque:
    Los sitios oscuros suelen ser húmedos y pantanosos, como los bosques.
    Puente:
    El puente nos ayuda a cruzar los obstáculos.
    Río:
    La corriente del río se lleva nuestras penas.
    Mochila:
    La mochila forma parte del día a día igual que las emociones.
    Araña:
    Las arañas con sus múltiples ojos ven todo el amor del mundo.
    Cuentos:
    Los cuentos suelen acabar bien, felices y comiendo perdices.
    Leyes:
    Las leyes están para protegernos de las cosas malas, y así será todo bueno.

    Poema grupal: Yanira de la Fuente, Alejandro Notare Abrines, Andrés Paredes
    Mochila:
    Iba por el mundo solo con una mochila.
    Puente:
    Caminamos por el puente de la vida,
    sin rumbo, buscando la alegría.
    Leyes:
    Las leyes de nuestro amor seguían
    queriéndonos noche y día.

    Poema grupal: Alma García Ferreres, Guillermo Sebastián Marín, Julia Gil Molina, Andrea Paredes
    Mochila:
    La mochila vacía,
    pero pesada como un elefante,
    guardaba mis sentimientos frustrantes…
    camino:
    Por el oscuro camino
    siguiendo mi destino,
    me encuentro yo perdido.
    Bosque:
    En aquel bosque sin vida
    me encontraba yo perdida
    buscando la salida.
    Puente:
    El puente era un punto de unión,
    que al derrumbarse,
    causó pánico y desesperación
    acabando con sus vidas y su corazón.
    Araña:
    Me llaman la araña
    porque tejí una telaraña,
    contando mi vida y mis hazañas.
    Río:
    El río de aguas cristalinas
    que al mar tiene un gran parecido
    lo observo yo entretenido.
    Leyes:
    Mucha gente dice que las leyes
    están para romperlas.
    Otros dicen que sólo
    para leerlas.
    Yo creo que están para
    obedecerlas.

    Poema grupal: Lidia Tortajada Salas, Maya Devesa Marín, Nerea Alandí Zarzoso
    Río:
    El río que nacía de tus ojos,
    empapaba tu rostro lentamente
    con el fin del desahogo.
    Puente:
    El puente que me llevó a tu corazón,
    se fue alargando
    hasta la destrucción.
    Bosque:
    En el oscuro bosque de la soledad me perdí,
    intentando olvidarme de ti.
    Camino:
    En el camino triste y frío,
    me olvidé de mi destino.
    Mochila:
    La mochila de “Alegría”,
    más molona cada día.
    Araña:
    La araña de mi corazón,
    teje telas por mi amor.
    Cuentos:
    Los cuentos que me han visto crecer.
    Leyes:
    Las leyes de la vida,
    que nos saltamos cada día.

    Poema grupal: José Bravo Rabadán, Miguel Soler Paricio, Fernando Cercós Mateo, Teodora Caldaras
    Río:
    El río de tu amor se quedó seco ante mi atónita mirada. Me di cuenta de que solamente había agua estancada. Lo traté de arreglar con lágrimas que de mis ojos brotaban, pero tardé poco en darme cuenta de que no servía para nada.
    Bosque:
    Traté de ser la fauna en el bosque de tu amor, pero es zona de leones; no hay lugar para un roedor. Me convertí en el pirómano que tu bosque prendió fuego, para a la hora de salvarte poder ser el primero.
    Araña:
    Intenté tejer nuestro amor a escondidas, pero sólo tejí una telaraña de mentiras. A pesar de ser una araña y tú un insecticida, traté de luchar por nuestro amor hasta perder la vida.
    Mochila:
    Con mi mochila triste voy recorriendo un camino, saltando de obstáculo en obstáculo, como ardillas de pino en pino. Mi mochila no aguanta más peso de tristeza y desgracias, y por eso vino mi esperanza y le di las gracias.

    Poema grupal: Luna Devesa Marín, Lucía Sorní Vila, Jorge Punter Piquer
    Camino, puente, bosque, leyes:
    Ese camino que nunca acabé.
    Aquel puente que no nos conectó.
    El bosque en el que entré y nunca pude salir.
    Unas leyes que nunca nos dejaron ser libres.
    Mochila, río, araña, cuentos:
    La mochila en la que guardé todo lo bueno de mí.
    El río que toda mi pena se llevó.
    La araña que tejió la tela de mi vida.
    Los cuentos de mi infancia que nunca desaparecerán.

    Poema grupal: Gisela Juan Marqués, Lorena Bolumar Muñoz, Germán Carot Sánchez
    Río:
    Cuando me siento
    triste no sonrío.
    Me acerco a la orilla
    del precioso río.
    Bosque:
    Me siento decepcionado
    de ser el bosque quemado.
    Araña:
    La gente me engaña.
    Tengo que vivir en solitario
    como una araña.
    Mochila:
    Una mochila en la
    que encontré de todo
    menos la felicidad.
    Caminos:
    Sigo el camino de la alegría y dejo atrás el de la tristeza.
    Cuentos:
    Mi vida es como un cuento; está llena de entretenimiento.
    Leyes:
    Ahora voy lleno de libertad como si no hubiera leyes.
    Puente:
    Voy paseando por un puente de ideas y alegría.

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Lírica en transversal

"Lírica en transversal" es un proyecto educativo sistémico para la Enseñanza Secundaria. El engranaje es la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, que nos ofrece los mapas del camino y, de la mano de la lírica, nos adentra en la búsqueda de encuentro entre la educación y la enseñanza, integrando lo curricular con lo transversal.

PÁGINAS ASOCIADAS

El volumen de una sombra

"El volumen de una sombra" es una revista digital sobre varios aspectos de la cultura: dibujo y pintura, ensayo, libros, música, narrativa, poesía y un largo etcétera de temas variados.

El Olmo Club de Lectura

El Olmo Club de Lectura de Castellnovo es una revista digital sobre de los socios y simpatizantes de este club donde podéis encontrar comentarios sobre libros, poemas, biografías de autores y otros artículos literarios.

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© Antonio Cruzans Gonzalvo