La palabra “hermafrodita” es una palabra compuesta por nombres de dos dioses griegos: Hermes y Afrodita.
La RAE la define como adjetivo:
1.- adj. Que tiene los dos sexos.
2.- adj. Dicho de una persona: que tiene testículos y ovarios, lo cual le da la apariencia de reunir ambos sexos.
3.- adj. Bot. Dicho de una flor: que reúne ambos sexos.
4.- adj. Bot. Dicho de un vegetal: que tiene flores hermafroditas.
Para contar su historia debemos remontarnos a los tiempos de los dioses mitológicos, los cuales tenían un sentido del humor y formas de entretenimiento un tanto rocambolescas.
El poeta romano Ovidio en su Metamorfosis narra este mito.
Afrodita era una de las diosas más bellas del Olimpo, y muchos dioses la cortejaban y la deseaban. Ella estaba casada con Hefesto (llamado Vulcano por los romanos), dios del fuego y la forja y al que describían como feo y cojo. Afrodita mantenía relaciones extramatrimoniales con Ares (o Marte), dios de la guerra. Cuando Hefesto fue sabedor de esta aventura tejió una red invisible para que quedaran atrapados en el lecho y fueran expuestos a las miradas de vergüenza. Pero Hermes, cuando vio la belleza de Afrodita, lejos de condenarla, expresó su deseo de sufrir el escarnio de Hefesto sólo por yacer junto a Afrodita. La diosa premió a Hermes con un encuentro amoroso del que nació Hermafrodito.
Afrodita abandonó a su hijo bastardo en un bosque, donde Hermafrodito creció. A los 16 años decidió conocer el mundo. La historia nos cuenta que llegó a una hermosa fuente y se sumergió en ella para resarcir su calor y que la ninfa Sálmacis quedó prendada de la extraordinaria belleza del muchacho y cayó enamorada de él. Pero Hermafrodito la rechazó con violencia y se hundió en las aguas. La ninfa, indignada, suplicó a los dioses que nunca la separaran de él. Y su deseo fue cumplido: los dioses fundieron sus cuerpos para nunca más separarse. El joven Hermafrodito entró en las aguas varón y salió de ellas hermafrodita, es decir, como un ser mixto.
La palabra “hermafrodita” muestra cierta controversia a la hora de aplicar sinónimos. En anteriores ediciones del DRAE se asociaba la palabra con el adjetivo “bisexual”, que significa que siente atracción sexual hacia los dos sexos. Esta acepción fue cambiada tras las presiones de asociaciones que defienden opciones sexuales más allá de la heterosexualidad.
También se asocia al término “andrógino”, del que se considera sinónimo. Aunque, en realidad, esta relación de sinonimia sólo sería evidente con una de las acepciones de hermafrodita, cuando lo describe como que reúne los dos sexos en el mismo individuo. No mantendría esta relación sinonímica en la otra acepción de andrógino, que describe a seres que tienen rasgos corporales ambiguos, que no se corresponden con los propios de su mismo sexo.
En realidad, un hermafroditismo auténtico es inviable en la especie humana, cuando es designado como una forma de reproducción, que destaca la ambivalencia de los individuos de la especie. No obstante, se da en otros seres vivos como algunos celentéreos marinos, como medusas y corales, y ciertos moluscos, como los caracoles.
La búsqueda de información sobre la palabra hermafrodita me ha llevado al hipocampo, también llamado “caballito de mar”. Me llama la atención que es una especie animal en la que el macho es el que se encarga del desarrollo de los huevos. La hembra inserta los huevos maduros en la bolsa incubadora del macho, donde son fertilizados. Y en unas tres semanas ya están preparados para la vida.
Todos en algún momento podemos sentir tendencias hermafroditas: cuando valoramos la belleza; cuando nos sentimos hermosos; cuando dejamos que nos seduzcan; cuando deseamos compartir y compartirnos con el otro; cuando cuidamos la vida que se nutre de nosotros…
COMUNICACIÓN
Los elementos de la comunicación son: mensaje, emisor, receptor, canal, código y contexto.
La comunicación la definen, habitualmente, los libros de texto como “el intercambio de información entre un emisor y un receptor situados en un espacio/tiempo”.
Es interesante partir de la definición que aporta la RAE:
Del lat. communicatio, -onis.
1. f. Acción y efecto de comunicar o comunicarse.
2. f. Trato, correspondencia entre dos o más personas.
3. f. Transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor.
4. f. Unión que se establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras, vías, canales, cables y otros recursos.
5. f. Medio que permite que haya unión entre ciertas cosas.
6. f. Papel escrito en que se comunica algo oficialmente.
7. f. Escrito sobre un tema determinado que el autor presenta a un congreso o reunión de especialistas para su conocimiento y discusión.
8. f. Ret. Petición del parecer por parte de la persona que habla a aquella o aquellas a quienes se dirige, amigas o contrarias, manifestándose convencida de que no puede ser distinto del suyo propio.
9. f. pl. Correos, telégrafos, teléfonos, etc.
Si damos un pasito más allá del paradigma científico mecanicista newtoniano y nos situamos en la plataforma del paradigma de la física cuántica, las nociones de espacio y tiempo dejan de ser absolutas y el sujeto que observa la realidad deja de ser un “error” en el proceso de conocerla.
Desde este nuevo paradigma científico que inicia Einstein se va moviendo una nueva epistemología que nos muestra “otra” manera de conocer el mundo.
Aunque, quizá, no sea más que un viaje de la física por el genograma de sus ancestros. No podemos olvidar que lo que hoy llamamos “Física” comenzó nombrándose como “Filosofía Natural”, allá por el S. V a.C.
No me resisto a citar algunas frases de Heráclito:
Cuando nos inunda la arrogancia de creer que somos los creadores de ideas innovadoras y rimbombantes conviene darse un paseo por la Época Clásica.
En nuestro pasado no tan ancestral de la segunda mitad del S.XX numerosos biólogos, lingüistas, psicólogos y científicos, en general, recogen a Heráclito a través de la cercanía de la física cuántica de Einstein. Así el biólogo y filósofo K. Ludwing von Bertalanffy se convierte en el precursor de la corriente sistémica, cuyo paradigma servirá de base para la cibernética, por ejemplo, o la lingüística o ciencia de la información.
De hecho es Paul Watzlawick, desde libros como El lenguaje del cambio o No es posible no comunicarse el que nos brinda la reflexión sobre la doble vertiente del proceso comunicativo, que describe como: nivel del contenido y nivel de la relación. A partir de esta doble distinción podemos identificar, tanto los rasgos lingüísticos de la comunicación esquizofrénica, como los hilos, a veces invisibles, que tejemos las personas en el acto comunicativo y que nos lleva a comunicarnos, pero no a entendernos.
Como dice Wilhem Rotthaus en su libro ¿Para qué educar?: "nunca podemos estar seguros de la comprensión, de modo que todo diálogo implica la necesidad de asegurarse de que se ha producido la comprensión. Por esta razón la comunicación no debe entenderse como un intercambio de información, sino como una construcción paralela de información entre dos individuos que se comunican".
Si tuviera que elegir un elemento vertebrador de los que se citan como integrantes del acto comunicativo, elegiría el Mensaje.
La Rueda de la Vida me hace caer en la cuenta de cómo los “mensajes” se van repitiendo a lo largo de nuestro periplo vital. En el fondo sólo hay un mensaje para nosotros, que va tomando diferentes formas. A veces llego a pensar que sólo existe UNA obra de arte por persona: que sólo se pinta un cuadro, se escribe un libro, se baila una danza, se representa una obra…
Es como si fueran cambiando los códigos, los canales, el contexto, los emisores y los receptores; pero el mensaje siempre es el mismo. El mensaje permanece. Sobre ese mensaje vamos haciendo incursiones: ascensos y descensos; establecemos estancias o nos abandonamos a la merced de ímpetus nómadas. Pero el mensaje sigue siendo el mismo.
A veces nos llega como un chaparrón o como un granizo, y, otras, nos cae ligeramente sin apenas darnos cuenta de que nos está empapando. Nos acercamos o nos alejamos de él; nos inundamos, buceamos; nos asentamos o nos abrumamos en él. Todo ha cambiado, pero el mensaje no cambia. Ni un ápice. Y por ello, a veces, nos invade la angustiosa sensación de que siempre somos los mismos. Quizá, sí; quizá hay una parte de nosotros que se engancha al mensaje (mensaje único) y nos hace ser perennes y eternos. Pero confundir Mensaje con Yo es una fantasía para escapar de la angustia de la permanencia eterna del mensaje.
A veces podemos colocarnos por encima y, otras, descendemos a los infiernos, a las capas más internas de la tierra. Pero el mensaje sigue siendo el mismo.
A veces lo confundimos con la intención comunicativa y transitamos modalidades oracionales diversas dejándonos imbuir de enunciaciones, alterar con exclamaciones, indagar con interrogaciones, subyugar con imperativos, atemorizar con dudas, fantasear con deseos… Pero el mensaje sigue siendo el mismo.
A veces llegamos al mensaje llevados de la mano de alguien o de algo. Si no fuera así quizá sólo nos atreviéramos a mirarlo a través de la ladera, al otro lado de la cueva.
Y a veces deseamos matar al mensajero que nos ha llevado tan cerca del mensaje, que ha conseguido que ya no podamos girar la mirada. Deseamos su muerte, pero el mensaje sigue siendo el mismo. Deseamos su muerte porque el mensaje sigue siendo el mismo.
Otros códigos vendrán al rescate. Habrá códigos que nos recuerden que somos seres lingüísticos con significantes y significados, con doble articulación y arbitrariedades. Y códigos que nos lleven a realidades de una sola articulación y a referentes extraños, monstruosos, delirantes, perversos; que nos alejen de los referentes y nos dejen en la abstracción del símbolo. Y el mensaje seguirá siendo el mismo. Siempre es el mismo en todas las dimensiones: desde el absolutismo del paradigma mecanicista, desde los despotismos (ilustrados o no) con los que se disfrazan los que creen que pueden no ser culpables si se anclan en la pasividad o en la fantasía de la no-intervención, hasta las visiones cuánticas a la velocidad de la luz.
Otros canales abrirán puertas y ventanas; algunas no conducirán a ninguna parte. Aunque hay quien afirma que no existe el “ninguna parte”. Algunos canales nos llevarán al mar abierto; otros, nos dejarán atrapados en diques oxidados. Y el mensaje seguirá siendo el mismo. Tsunamis.
Emisores y receptores alzarán voces discrepantes y reconciliadoras; gritos de guerra y de alabanza; declamarán y exclamarán; escribirán sus nombres y olvidarán sus apellidos; describirán los círculos concéntricos de sus almas y argüirán la verticalidad de sus pensamientos. Y el mensaje seguirá siendo el mismo. Aunque la duda nos asalte; el desaliento nos detenga; aunque la rendición nos sosiegue.
El mensaje puede ser lo que se transmite, lo que se intercambia; lo que se crea o co-crea. El mensaje puede antecedernos o trascendernos. El mensaje puede formar parte de nuestras células y conformar la materia del cosmos.
Siempre es el mismo.
Mª Elena Picó Cruzans
PANDORA
Según la RAE:
De Pandora, primera mujer según el mito griego, que abrió una caja que contenía todos los males y estos se derramaron sobre la tierra.
Etimológicamente hablando, la palabra Pandora fue creada de la siguiente forma:
Del griego Πανδώρα, compuesto con πᾶν (pan = todo) y δῶρον (doron = regalo).
En la mitología griega, fue la primera mujer del mundo, hecha por Hefesto y por orden de Zeus. Esto ocurrió después de que Prometeo, yendo en contra de la voluntad de los dioses, le otorgara el don del fuego a la humanidad.
Pandora, según la versión del mito aceptada mundialmente, fue la responsable de abrir la caja que le fue otorgada por los dioses y que contenía todos los males existentes, liberando en el mundo todas las desgracias y crueldades que existen y seguirán existiendo. Cuando Pandora cerró la caja, después de que todos los males escaparan, se quedó una última cosa dentro de esta; la esperanza.
De manera individual, este nombre no tiene mucho más significado que el original. Pero, si conocemos un poco mejor el contexto en el que se encuentra Pandora, sabremos perfectamente que la palabra o expresión que recibe mayor importancia es “caja de Pandora”.
Su definición según la RAE es la siguiente:
1. f. Acción o decisión de la que, de manera imprevista, derivan consecuencias desastrosas.
Pandora, cuando abrió la caja, no lo hizo a propósito. Este mito es un gran ejemplo de la expresión “la curiosidad mató al gato”, pues si Pandora no hubiese sido tan fiel a su curiosidad y no hubiese querido saber lo que había en la caja que le habían otorgado (incluso después de que le dijesen que no la podía abrir) no existirían ni los males ni las penas en este mundo.
A esto mismo es a lo que se refiere la definición de “caja de Pandora” de la RAE.
Así que, si por casualidad alguien te describe como Pandora, asegúrate de que no has hecho nada que acabe en un resultado catastrófico.
LAS PALABRAS CUENTAN HISTORIAS
Palabra: psicología Ψ
1. f. Parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones.
2. f. Ciencia o estudio de la mente y de la conducta en personas o
animales.
3. f. Manera de sentir de un individuo o de una colectividad.
4. f. Capacidad para conocer y comprender la psicología de una persona.
5. f. Síntesis de los caracteres espirituales y morales de un pueblo o de
una nación.
De psico- (Del griego antiguo ψυχή (psykhḗ, "vida, alma, mente")).y -logía
(Del latín medieval -logia y este del griego antiguo -λογία(loguía), a su vez de λέγειν (léguein, "hablar", "razonar"), cognado de λόγος (lógos, "estudio")).
Palabras relacionadas con psicología: psiquiatra, psicólogo, psicosis,
psicópata, etc.
Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El asno de oro), Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido.
Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.
Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que, si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y la hija que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Volupta.
Cuando nos referimos al término “psicología” hablamos del estudio de la mente humana y sus enfermedades, aunque se le puedan atribuir más significados. La psicología es una carrera que ayuda a la comprensión de dicho campo pudiendo llegar a ser un especialista y comprendiendo un poco más el significado, consecuencias y razones de la mente humana, hasta el punto de poder curar una mente enferma o mejorarla.
“El gran descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas al alterar sus actitudes mentales” (William James).
La RAE define “hipnosis” como:
1. f. Estado producido por hipnotismo.
Hipnosis es un sustantivo femenino, que define un estado alterado de conciencia, en el que se induce a alguien o que se puede auto inducir y es posible generar cambios considerables a nivel psicológico y fisiológico. Se le conoce como el trance hipnótico al estado por el que una persona queda bajo el dominio total del subconsciente, entre el consciente y el inconsciente. En esta condición de la conciencia, se le puede hablar al hipnotizado para influir en su mente como se prefiera.
(No varía en el plural)
La palabra HIPNOSIS o HIPNOTISMO son cultismos del griego, (hypnos = sueño, dormida, acto de dormir). Se asocia a una raíz indoeuropea (swep), presente en el latín sommnus, de donde tenemos sueño, soñar, sonámbulo y somnífero. La palabra hipnosis lleva el sufijo –osis, que se refiere a formación, impulso o conversión.
La palabra hipnotismo, hace referencia a una deidad menor, Hypnos, que en la cultura griega personificaba el sueño.
Hypnos era hermano gemelo de Tanathos (quien personificaba la muerte no violenta). Eran hijos de Nix (la noche), hay quienes aseguran que Nix concibió a Hypnos y a Tanathos, sin la intervención de un varón, pero otros dicen que el padre fue Erebo (sombra u oscuridad).
Tanto Hypnos como Tanathos pertenecían a las oscuridades subterráneas, por eso vivían en una cueva, cerca de su madre Nix y en la entrada crecían plantas de efectos somníferos.
Hypnos se casó con Pasitea y con ella tuvo mil hijos llamados Oniros u Oneiros, porque todos heredaron la misma vocación del padre, es decir, lo relacionado con los sueños (de ellos solo tres son famosos: Morfeo, encargado de inducir sueños en que aparecían formas de seres humanos; Fobetor, generaba sueños en que aparecían todo tipo de animales; y Fantasos, que controlaba los sueños con seres inanimados como árboles, rocas, torrentes de agua, etc.)
Pero volviendo a la idea principal, Hipnosis, es un estado mental inducido, muy parecido al sueño, mediante el cual el hipnotizador puede hacer sugerencias o dar instrucciones para que la mente del hipnotizado vaya a recuerdos del pasado próximo o lejano y de esa manera, averiguar cosas que lo afectan, como temores, fobias, eliminar adicciones patógenas o dolores...
Actualmente, a pesar de innumerables investigaciones efectuadas sobre la hipnosis, oficialmente todavía se continúa sin saber en realidad qué es este trance tan peculiar. Por un lado, los teóricos creen que la hipnosis es un estado alterado de conciencia, mientras que otros consideran que no hay tal estado, sino el efecto de una sugestión. Lo que sí se puede concluir, es que se trata de un conjunto de técnicas que ayudan a potenciar determinadas habilidades preexistentes en las personas.
Estos procedimientos psíquicos se desarrollan entre dos individuos, con la peculiaridad de que uno de ellos, que cumple con el rol de hipnotizado, permite que el otro (el hipnotizador) se haga dueño absoluto del control de mente y cognición, que afecta al comportamiento y la percepción.
¿Dejarías que te hipnotizasen?¿O preferirías ser el hipnotizador?
Porque como bien dijo John Grinder, “la hipnosis profunda es aquel nivel que permite al sujeto funcionar adecuadamente y directamente a nivel inconsciente de conocimiento sin la interferencia de la mente consciente”.
“Panacea” es una palabra que se relaciona con la mitología griega. De manera muy sintética, tanto en su origen como en la actualidad el significado de la palabra se ha asociado con un remedio universal mítico. Deriva del griego panákeia («πανακεια») y posteriormente del latín panacea. Se encuentra compuesta a su vez por las palabras pan (“todo”) y akos (“remedio”).
En la mitología griega, Panacea fue hija de Asclepio y Epione, y hermana de Higía, Aceso, Yaso y Egle. Es considerada como una diosa de la salud, la cual ayudaba a su familia a curar a los enfermos y hacer medicinas con plantas. Según esta misma mitología, Panacea contaba con una especie de poción o cataplasma con una particularidad sumamente interesante: era capaz de curar a todos los enfermos.
Y así fue como, precisamente, el concepto de panacea llegó a la medicina, con el fin de designar a una sustancia útil para la curación de todas las enfermedades y patologías.
Por todo ello, los nombres de Panacea y sus familiares figuraban hasta hace poco en el juramento de Hipócrates, el cual era formulado por los médicos en el momento de su graduación desde el siglo V a.C. hasta hoy en día:
Juro por Apolo médico y por Asclepio y por Higia y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento [...].
Así, la palabra panacea significa “remedio para todo”. De forma más específica, hace referencia a una planta imaginaria con la virtud de curar absolutamente todos los males. De ahí, propiamente, la generalización de “remedio para la cura de diversas enfermedades”. Aunque también se utiliza para denominar la cura de una patología grave o el tratamiento para aliviar el dolor de esta.
Actualmente se utiliza este término para hacer referencia a encontrar una solución útil a un problema complejo, no solo un medicamento o fármaco, sino también el invento de algún instrumento que ayude a conseguir un avance para la humanidad.
A mí la panacea me recuerda a la Piedra Filosofal, debido a que ambos eran buscados sin descanso en la Edad Media por sus propiedades sobrenaturales. También, cuando era más pequeña, me leí “Harry Potter y la Piedra Filosofal”. En él, Voldemort buscaba la Piedra Filosofal para volver a la vida, debido a que once años antes se volvió un fantasma parásito, y esta le otorgaría un cuerpo propio y la inmortalidad, por eso la Piedra Filosofal era su panacea.
Según la RAE la define como:
Del lat. Mod. Panicus, y este del gr. Πανικός Panikós.
1. adj. Referente al dios griego Pan.
2. adj. Dicho del miedo o del terror: Extremado o muy intenso que a menudo es colectivo y contagioso.
Como divinidad silvestre, se le atribuían los ruidos extraños en campos y bosques, que con frecuencia intimidaba y aterrorizaba a campesinos y pastores. Por esa razón, surgió en griego la expresión deima panikón ‘miedo causado por Pan’, que se abrevió en la palabra griega panikós y que, tras pasar por el latín panicus, formó el castellano pánico, con significado similar: ‘miedo intenso por algo de origen desconocido’.
Pan era el semidiós (depende la zona es considerado un dios pero técnicamente es un semidiós porque aun siendo su padre un dios su madre es una ninfa) de los pastores y de los rebaños (como curiosidad durante la edad media se relaciono con Satán por su aparecía de macho cabrío llevado por sus instintos), procedente de los bosques de Arcadia (zona que se extiendo del centro al sureste de la isla griega del sur con capital en Trípoli), pero cuyo culto se generalizó en todo el mundo helénico. Tenía el rostro barbudo, con cuernos y una expresión animalesca, además de miembros inferiores como los del macho cabrío (era un sátiro o conocido por la forma romana de nombre Fauno). Aunque se le atribuyeron diversos orígenes, era hijo de Hermes y de una hija de Dríope, según la leyenda más conocida.
Cuando nació, su madre se horrorizó del hijo monstruoso que había traído al mundo, pero su padre lo envolvió en una piel de liebre y lo llevó al Olimpo, donde lo puso al lado de Zeus y lo mostró a los demás dioses, quienes de inmediato simpatizaron con él. Pan amó a la ninfa Eco y a la diosa Selene. Aunque es más reconocido por el mito de la flauta de Pan o Siringa. En ese mito se puede apreciar el origen del significado de la palabra.
Aquí tenemos parte del mito escrito por Ovidio para que se pueda apreciar:
Entonces el dios: «De la Arcadia en los helados montes», dice,
«entre las hamadríadas muy célebre, las Nonacrinas,
náyade una hubo; las ninfas Siringe la llamaban.
No una vez, no ya a los sátiros había burlado ella, que la seguían,
sino a cuantos dioses la sombreada espesura y el feraz
campo hospeda; a la Ortigia en sus aficiones y con su propia virginidad
honraba, a la diosa; según el rito también ceñida de Diana,
engañaría y podría creérsela la Latonia, si no
de cuerno el arco de ésta, si no fuera áureo el de aquélla;
así también engañaba. Volviendo ella del collado Liceo,
Pan la ve, y de pino agudo ceñido en su cabeza
tales palabras refiere...». Restaba sus palabras referir,
y que despreciadas sus súplicas había huido por lo intransitable la ninfa,
hasta que del arenoso Ladón al plácido caudal
llegó: que aquí ella, su carrera al impedirle sus ondas,
que la mutaran a sus líquidas hermanas les había rogado,
y que Pan, cuando presa de él ya a Siringa creía,
en vez del cuerpo de la ninfa, cálamos sostenía lacustres,
y, mientras allí suspira, que movidos dentro de la caña los vientos
efectuaron un sonido tenue y semejante al de quien se lamenta;
que por esa nueva arte y de su voz por la dulzura el dios cautivado:
«Este coloquio a mí contigo», había dicho, «me quedará»,
y que así, los desparejos cálamos con la trabazón de la cera
entre sí unidos, el nombre retuvieron de la muchacha.
.La palabra "pedagogía" proviene del griego παιδαγωγία paidagōgía , en el cual παῖς (gen. παιδός paidós) significa "niño" y άγω (ágō) significa "guía", o sea "dirigir al niño"
La RAE la define como nombre femenino:
1. f. Ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza.
2. f. En general, lo que enseña y educa por doctrina o ejemplos.
La idea de pedagogía ha ido modificándose desde principios de siglo. Según la época histórica, la pedagogía se ha adaptado a diferentes características hasta llegar a lo que ahora se entiende como la ciencia multidisplicinaria que se encarga de estudiar y analizar los fenómenos educativos con la finalidad de apoyar la educación en todos sus aspectos para el perfeccionamiento del ser humano. La pedagogía admite que existen conocimientos provenientes de otras ciencias y disciplinas que le pueden ayudar a comprender lo que es la educación.
Son varias las civilizaciones antiguas que pusieron un fuerte énfasis en desarrollar un tipo de educación acorde a lo que consideraban sus necesidades. Así, puede nombrarse a Egipto, la India, China, los antiguos judíos, etc. En todos ellos la religión poseía mucha importancia, y a ella se le adosaban las matemáticas, la filosofía, el arte, etc.
Si nos remontamos al sigo VII cuando los árabes conquistaron la península y surgen las escuelas musulmanas, veremos que es ahí cuando tiene lugar la mayor apertura del mundo occidental a la primera escuela con carácter de universidad. Con el avance de la sociedad, los únicos que podían acceder a una educación formal eran los reyes y sus hijos y nobles, y los que podían inculcar como maestros eran los sacerdotes.
No obstante, la pedagogía como disciplina propiamente dicha inicia su recorrido en el siglo XIX para afianzarse en el siglo XX y ha acogido una gran variedad de tendencias en su seno: pedagogía tradicional, en la que el rol activo lo ostenta el maestro y el alumno es un mero receptor de conocimientos; pedagogía activa, en la que el alumno tiene un rol activo y el maestro es ante todo un conductor; enseñanza programada, en la que la tecnología tiene un rol fundamental; constructivismo, que hace hincapié en la responsabilidad del individuo ante su propio aprendizaje; y finalmente, la pedagogía no directiva, en la que el educador es un motivador que crea situaciones problemáticas que deben ser resueltas.
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