CARPE DIEM - Relato

Él jamás antes había pensado en la muerte. Eso era algo que ocurría a los demás y, sobre todo, a la gente muy vieja… aunque, a veces, también podría pasarle a alguien en plena juventud, en un accidente o algo así, pero nunca se había parado a darle vueltas a este asunto, además, no le gustaba, no quería pensar en ello pues le llenaba de una desazón, de un malestar desagradable… Sin embargo, esa semana la muerte visitó su casa, el sábado, más concretamente, y todos la recibieron como algo inesperado, impensable, intolerable, ya que se presentó de golpe, sin avisar, y lo más increíble de todo, a pleno día y en el jardín, justo cuando los rayos de sol de la mañana concluían la tarea de evaporar el rocío que reposaba sobre los pétalos de las rosas que la abuela iba cortando con mimo y depositando en la pequeña cesta de mimbre que siempre utilizaba para las flores… Y éstas quedaron esparcidas sin orden ni concierto sobre el césped, igual que la abuela, quien parecía una muñeca rota, abandonada, olvidada, extraviada en una postura grotesca e inverosímil sobre el verde césped moteado de lágrimas rojas, y entonces le vino la idea de que la muerte tenía algo de inmoral y, más que desagradable, era desafortunada e irresponsable… Total, la abuela no era tan vieja… o por lo menos a Él nunca le había parecido, pues siempre la conoció prácticamente igual, una mujer alegre, cariñosa y en constante movimiento, era la mujer más activa del mundo, irremediablemente agotadora, según su tía que la “sufrió” más tiempo porque fue la última de las hermanas en casarse, pero a Él nunca le había parecido nada de eso porque la abuela había sido el cobijo, el refugio y la complicidad que le defendía de sus propios padres. Cierto que muchas veces les hablaba de un abuelo que ellos, su hermana y Él, conocían sólo por fotografías, un abuelo que había muerto en la flor de la vida, con todo un brillante camino por delante que se quedó en nada, una simple quimera… pero tanto el abuelo como su marcha de este mundo, siendo todavía joven, eran únicamente palabras, una historia más de las que tanto le gustaba contar a la abuela.

Y en el funeral, cuando todo lo que le rodeaba era estupefacción y tristeza, Ella apareció como un salvavidas en medio de un océano de soledad, en uno de esos momentos en que cada uno se lame sus propias heridas, y con su cálido abrazo, con su mirada acogedora y sus lágrimas sinceras, logró por arte de magia que todo desapareciera y sólo existiera su amiga, esa muchacha de pelo castaño, tirando a oscuro, que cuando le miraba sonriente con aquellos ojos marrones tirando a verdes, nada malo podía ocurrir y todo parecía en su lugar y sin problemas.

Y el lunes siguiente, en plena clase, mientras la profesora les hablaba de las diferencias entre lo subjetivo y lo objetivo, a Él se le ocurrió pensar que lo más objetivo de todo era la muerte, aunque la profesora le replicase que también había pequeñas muertes que eran bastante subjetivas a lo largo de la vida, algo que nadie entendió aunque les daba completamente igual, porque todos se aprestaron a disimular haciendo como que atendían o dejando resbalar la mirada sobre el cuaderno o echando un vistazo clandestino al móvil escondido en el regazo y en completo silencio, y Él, que se había quedado con las ganas de saber de qué iba eso, guardó también silencio, puesto que carecía de voluntad y le podía la cobardía… ¡cualquiera preguntaba algo con las ganas que tenían todos de acabar y largarse!… Sin embargo algunas preguntas quedaron flotando en éter de su ignorancia: ¿una muerte subjetiva implicaba que era muerte o no según cómo se mirase?... ¿o se refería a que unas muertes eran más importantes que otras?... porque, de ser así, esto le parecía algo muy injusto, pues cuando matas una mosca, aunque parece que no importa nada, e incluso resultando una liberación ya que las moscas son pesadísimas, la muerte le seguía pareciendo lo más objetivo y concluyente de todo, incluso más que las matemáticas… Y así se lo comentó a su amiga durante el almuerzo. Su amiga, esa muchacha de pelo castaño, tirando a oscuro, que cuando le miraba sonriente con aquellos ojos marrones tirando a verdes, algún interruptor se disparaba dentro de su cuerpo, y se convertía en lo más imbécil de la creación, como una marioneta carente de voluntad propia, algo que le martirizaba hasta el infinito pues Ella se daba cuenta… ¿Cómo no se iba a dar cuenta si las palabras se le agolpaban en la boca porque su cabeza no daba abasto en procesar todo lo que se le venía encima y, al final, sólo decía tonterías?... Cuando estaba con Ella se sentía ínfimo, mínimo y lo más cobarde de la naturaleza, sin embargo era algo inevitable y deseaba estar a su lado a todas horas, a cada minuto… Incluso soltando bobadas y haciendo el lerdo prefería sucumbir a su lado antes que sufrir con su ausencia. Y lo curioso era que a la muchacha también se le veía feliz en su compañía y eso, que debería haberle henchido de felicidad y seguridad, le convertía en un ser mucho más nerviosos y torpe de lo normal… paradojas de la vida… El caso es que se lo comentó a Ella, más como un recurso para decir algo, que por descargarse de un peso o intercambiar opiniones o pensamientos, pues en realidad no se enteraba de nada de lo que Ella le respondía, enfrascado como estaba en intentar todo el tiempo alguna treta para que sus cuerpos se rozaran en algún punto, en sentir su calor junto a su frío de miedo, en acariciar, aunque fuera con una uña furtiva, aquella piel que Él suponía suave, tersa, como de seda, el paraíso más sublime de la creación… Pero lo que consiguió fue que estallaran las risas de las brujas de siempre, las que todas las mañanas les observaban desde el fondo del patio sólo para hacerle sentir inútil y miserable, el amante más torpe y menos atractivo del planeta Tierra. Y en aquel momento quiso morir…

En ocasiones se odiaba, tan apocado, tan tímido, tan cortado y decente, y envidiaba a los otros… los que se movían con la seguridad de quien se sabe dueño del espacio y del tiempo… en fin… y es que encima las chicas les preferían mientras Él siempre sería el eterno “buen amigo”… A veces detestaba ser una persona tan simple, sí, aborrecía ser tan responsable, tan aplicado, tan correcto… Sí, y aunque sus notas eran la envidia de la clase, incluso eso le traía más problemas porque, encima, era incapaz de revelarse, de protestar, de matar ni una mosca, aunque ellas fuesen insufribles, enojosas, incomodísimas, como sus cabezas huecas, revoloteando por ahí y estorbando por doquier sin más futuro que acabar buscándose la vida entre la basura… Pero en esos  momentos Él los envidiaba, porque tenían la desvergüenza, la osadía e la insolencia de las que carecía… Y encima, cuando quería ejercer de duro, todo sonaba tan falso, tan previsible, tan incoherente que sólo conseguía hacer el payaso…

Y en estos pensamientos estaba aquella mañana, cuando comenzó la clase de Literatura. La profesora fue repartiendo unas hojas por los pupitres mientras les iba indicando: “… en cada una de ellas hay un poema del Renacimiento, todos diferentes, con los que haréis un pequeño comentario indicando la métrica, el tema y los tópicos que aparecen, ya sabéis: la descriptio puellae, el beatus ille, el locus amoneus, la aurea mediocritas o el carpe diem, y si alguien se atreve, también el autor…” Él observó el suyo que a simple vista se adivinaba ser un soneto, y frunció el ceño: sólo le faltaba un poco del romanticismo dramático y lacrimoso de aquella época para acabar de fundirle, pero en fin… Así que leyó:

En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

Y una lucecita se le iluminó dentro de su cerebro, puesto que aquellas palabras podían servir como una inmejorable excusa para declarar sus intenciones a esa persona que le cegaba la voluntad, esa persona que, desde hacía ya mucho tiempo, ocupaba toda la amplitud de su visión impidiéndole ver otro horizonte, su amiga, esa muchacha de pelo castaño, tirando a oscuro, que cuando le miraba sonriente con aquellos ojos marrones tirando a verdes, ya no era capaz de pensar en otra cosa y, con el máximo disimulo, extrajo el móvil y le escribió un mensaje de WhatsApp: “Piensa en esto: coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre.” Y lo envió colmadísimo de esperanza y mirando de reojo hacia su izquierda. Al instante Ella percibió la vibración y echó un vistazo para saber quién intentaba llamar su atención, pero no hizo nada, absolutamente nada…

De vuelta a casa el trayecto se le hizo eterno. Comprobó mil veces si todo funcionaba bien, si había recibido algún mensaje y no había sonado, si le quedaba batería, si… Y así toda la tarde, prácticamente toda la noche y… y al despertar ocurrió el milagro: ¡un whats de ella!

Con los nervios entorpeciendo el movimiento de sus dedos a punto estuvo de borrarlo en vez de leerlo, pero al final dio con los puntos adecuados y, ante la taza del desayuno, pudo leer mientras temía que sus padres escuchasen los latidos de su corazón: “Gracias por el consejo. Tienes toda la razón, así que anoche mismo me enrollé con el amigo de mi hermano que está buenísimo y me lleva loquita...”

Y al poco recibió otro mensaje: “Jejejeje es broma, el amigo de mi hermano es muy feo… pero tienes razón… luego hablamos, vale? Tq…

Pero esto no lo pudo leer porque en una reacción inusual en Él y ante el asombro de sus progenitores y de su pequeña hermana, destrozó el móvil contra la pared de la cocina…

En el instituto Ella esperó toda la mañana, aunque Él no apareció, pues tenía la mente bastante ocupada en una de esas pequeñas muertes subjetivas que nos da la vida, de vez en cuando, como para salir de casa.

Ancrugon 

CARPE DIEM - Actividades

1.- COMPRENSIÓN LECTORA

     La comprensión lectora de un texto está relacionada con aspectos de la coherencia textual. No se puede comprender un texto que carezca de esta coherencia.

     La COHERENCIA de un texto viene marcada por la progresión temática a través de las secuencias, y por la estructura de dichas secuencias, que se corresponden con elementos de adecuación,  como la tipología textual.

“Carpe diem” narra una historia utilizando un tiempo narrativo lineal, por lo que podemos establecer la secuencia de los contenidos siguiendo el esquema: planteamiento, nudo y desenlace. 

A continuación vamos a analizar los temas y la estructura narrativa, que van dando coherencia al texto.

 

1.1.- Identifica los temas que van apareciendo en el texto, párrafo a párrafo. Señala también los estados emocionales (explícitos o implícitos) que se van mostrando en ellos.

Por ejemplo: primer párrafo

Temas:

La muerte.

La muerte de la abuela.

Como estados emocionales aparecen:

De forma explícita: “desazón” y “malestar desagradable”

De forma implícita: la tristeza: no la nombra directamente, pero la reseña a través de estados emocionales que la describen.

Segundo párrafo:

Temas:

El funeral.

El dolor ante la muerte.

El acompañamiento amoroso.

Como estados emocionales:

De forma explícita: “estupefacción”, “tristeza”.

De forma implícita: consuelo, tranquilidad, sosiego, paz… enamoramiento…

 

1.2.- Después de tener identificados los temas y las ideas principales (explícitas o implícitas) que se reseñan en el texto, identifica las secuencias de contenido, y redacta un resumen.

 

1.3.- Después del trabajo en clase del tema de la Literatura Renacentista realiza las siguientes actividades:

a.- Identifica las ideas principales que se desarrollan en el texto expositivo: “La poesía lírica renacentista castellana. Garcilaso de la Vega. Fray Luis de León y San Juan de la Cruz”.

b.- Estructura el texto dividiéndolo en secuencias.

c.- Elabora un esquema a partir de las ideas principales identificadas y la estructuración secuencial.

2.- COMUNICACIÓN

FUNCIONES DEL LENGUAJE Y RASGOS FORMALES LINGÜÍSTICOS

En la 1ª evaluación hemos analizado las funciones del lenguaje: representativa, apelativa y expresiva. Este segundo trimestre vamos a analizar el resto de funciones: fática, metalingüística y poética. También veremos los rasgos formales que las definen y cómo se relacionan con las tipologías textuales.

 

Funciones del

lenguaje

 

Definición        

             Actitud             

Modalidades

Oracionales y modos verbales

Textos

 

Fática

 

De contacto

  Canal

 Iniciar, mantener o interrumpir una comunicación

Modalidad enunciativa, exclamativa, interrogativa.

Registro coloquial.

 

Metalingüística

Código

Analizar el lenguaje

Modalidad enunciativa.

Diccionarios

Gramáticas

Definiciones

Poética

 

Estética

Forma del mensaje

 

                  Subjetiva

                     

Sugerir, connotar.

Todas las modalidades oracionales.

Figuras retóricas

-     Lenguaje literario

Literarios

Todos en los que predomine la intención estética

Registro coloquial

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2.1.- Localiza en el texto y copia un ejemplo de la función metalingüística.  Comprueba qué rasgos formales son los que están presentes.

 

2.2.- Redacta un pequeño diálogo para incluirlo en “Carpe Diem” en el que hagas uso de los rasgos formales propios de la función fática. Quedaría incluido en el tercer párrafo del texto en el encuentro entre Él y Ella.

 

2.3.- La función poética está presente en todos los textos literarios y en aquellos que se quiera resaltar el significado connotativo de las palabras. Identifica en el texto “Carpe Diem” diez ejemplos de función poética o uso connotativo de la lengua y especifica el nombre de la figura retórica que le corresponde: comparación, metáfora, metonimia, sinestesia, personificación, hipérbole, oxímoron, epíteto…

 

2.4.- Identifica en el soneto ejemplos de estas figuras retóricas: metáfora, personificación, asíndeton, sinestesia, epíteto y políptoton.

 

El políptoton es una figura retórica que con intención estética juega con los morfemas flexivos y derivativos de una palabra.

Ejemplo: “amigo de sus amigos”.

 

LA COHESIÓN TEXTUAL

     La cohesión textual hace referencia a las relaciones que se establecen entre las partes del texto. Estas relaciones pueden ser semánticas y gramaticales. Y se pueden establecer por repetición, sustitución y elipsis.

Cohesión léxica:

Por repetición: de palabras, de morfemas…

Por sustitución: sinónimos, antónimos, campos semánticos, familia léxica, hiperónimos, hipónimos, campos asociativos…

Por elipsis: verbal, nominal…

 

Cohesión pronominal:

Anáfora.

Catáfora.

Cohesión por conectores:

Marcadores de secuencias, que indican: causa (porque, puesto que…), consecuencia (por tanto, así que…), condición (si, a condición de/que…), finalidad (para/que, a fin de/que…), oposición (en cambio, sin embargo…), objeción (aunque, a pesar de/que…)

Marcadores textuales, para: introducir el tema (nos proponemos exponer…), iniciar un tema nuevo (con respecto a, el siguiente punto trata de…), marcar orden (de entrada, en segundo lugar…), distinguir (por un lado, por el contrario…),  detallar (por ejemplo…), resumir (en resumen, brevemente…), acabar (en conclusión, para finalizar…), etc.

La cohesión textual está al servicio de la coherencia y de la adecuación. Por lo que los elementos de cohesión guardan siempre relación con el tema, la estructura y la tipología textual en la que se enmarca el texto.

 

2.4.- Identifica en el primer párrafo del texto los elementos de cohesión textual: cohesión léxica y pronominal: por repetición, sustitución y elipsis. Hazlo teniendo en cuenta los temas que ya se han especificado en este párrafo, la secuencia a la que pertenece, y la tipología textual narrativa.

 

2.5.- Identifica en el texto y copia todos los elementos de cohesión textual que se utilizan para referirse a “Ella”: por repetición, sustitución y elipsis. La sustitución puede ser: léxica (sinónimos, hiperónimos, metonimias), y pronominal.

 

2.6.- Identifica los elementos de cohesión que intervienen en el tercer y quinto párrafos:

Por repetición: de morfemas, palabras, estructuras sintácticas…

Por sustitución: sinónimos, hiperónimos e hipónimos, campos semánticos, campos asociativos, familias léxicas…

 

3.- MORFOLOGÍA

Repasa y revisa: “Escritura de los prefijos” y “Adjetivos y campos léxicos”

3.1.- Analiza las unidades léxicas de las siguientes palabras que aparecen en la lectura e indica la clase de palabra a la que pertenece: desordena, salvavidas, desvergüenza, inmejorable, enfrascado, preguntas, subjetivo, ardiente, grotesca.

 

3.2.- Localiza en el texto ocho palabras que utilicen un prefijo que indique negación para referirse a la muerte.

 

3.3.- Localiza en el texto y copia dos ejemplos para cada uno de los grados del adjetivo calificativo: positivo, comparativo y superlativo (absoluto y relativo)

 

4.- LÉXICO

4.1.- Completa el siguiente cuadro:

Palabra

Sinónimo

con prefijo

Sinónimo

sin prefijo (cambiando el lexema)

Antónimo sin prefijo

Injusto

 

Ilícito, indebido

arbitrario

Equitativo

Inevitable

 

 

 

 

inútil

 

 

 

 

Inmejorable

 

 

 

 

desordena

 

 

 

 

Inusual

 

 

 

 

Irremediable

 

 

 

 

 

4.2.- Identifica todos los adjetivos que aparecen en el cuarto párrafo del texto. Y escribe un sinónimo y un antónimo para cada uno de ellos.

 

 

 

5.- LENGUAJE LITERARIO

5.1.- Después de trabajar en clase la lírica renacentista, busca información sobre los tópicos que se citan en la lectura, explica su significado y pon ejemplos de algunos de los poemas leídos.

    

6.- ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS

 6.1.- Escribe un texto argumentativo cuyo tema esté relacionado con las ventajas y/o desventajas del “WhatsApp”. (Mínimo de 150 palabras).

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